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PAUTAS PARA LOS GRUPOS HOGAREÑOS

 

Oración

 

Confidencialidad

 

Escuchar

Oramos unos por otros. Los grupos hogareños proveen un momento donde todo hermano puede encontrar a quienes lo apoyan en oración.

Respetamos la confidencialidad. Puesto que el motivo del grupo es encontrarse como cuerpo de Cristo con el Señor, a veces surgen temas personales que no mencionaríamos salvo en un grupo de hermanos que buscan a Dios. Lo privado que se comenta en el grupo no se difunde afuera.

“Todos deben estar listos para escuchar, lentos para hablar y para enojarse, pues la ira humana no produce al vida justa que Dios quiere…” (Santiago 1.19-21). Este párrafo se refiere primeramente al escuchar la Palabra de Dios...

No perder de vista el propósito

¿A quiénes podemos invitar?

Clarificamos los objetivos

Además de la asamblea dominical en que se toma la Cena del Señor, el Nuevo Testamento contiene ejemplos de reuniones en las casas de los miembros (Hechos 2.46, 5.42, 20.20). Es probable que, en estos momentos de comunión hogareña se experimentaba parte de la unidad que convence al mundo acerca de Jesús. Nuestro Señor pidió al Padre que sus discípulos fueran “uno solo” para que el mundo creyera en Él (Juan 17.20-21); la unidad evidenciada en el compartir de los primeros cristianos “en el templo y en las casas” creó el ambiente necesario para alabar a Dios y traer la “aprobación del pueblo”. De esta manera la primera comunidad cristiana crecía (Hechos 2.46-47). Este es el ambiente de unidad, alabanza y oración necesarias para lograr nuestro compromiso de ser una iglesia fuerte, que lleva el mensaje de Cristo a los demás.

A hermanos de la congregación y a visitas. Invitamos al grupo a aquellas personas que invitaríamos a nuestra propia casa. En otras palabras, si uno dudaría en invitar a una visita por seguridad u otros motivos a su propia casa, tampoco debería invitarla al grupo.

 

Lenguaje

Busquemos la manera de edificarnos mutuamente con nuestras palabras, hablando la verdad con amor tanto dentro como fuera de los encuentros grupales. No caigamos en quejas, murmuraciones, malas palabras o chisme. Seamos llenos del Espíritu Santo para evidenciar su fruto; no le causemos tristeza por las cosas que decimos (Gálatas 5.22-23; Efesios 4.15, 29; 5.17-19).

A hermanos de la congregación y a visitas. Invitamos al grupo a aquellas personas que invitaríamos a nuestra propia casa. En otras palabras, si uno dudaría en invitar a una visita por seguridad u otros motivos a su propia casa, tampoco debería invitarla al grupo.

 

Horarios

Respetemos el horario de llegada y cierre del grupo, no solamente por la comodidad de la familia anfitriona sino también para la organización de todos los integrantes.

En cuanto a la oración en grupos mixtos.

Evangelizamos fuera del encuentro grupal

El papel del varón
y la mujer.

En cuanto a la oración en grupos mixtos, al realizar oraciones en ronda, iniciadas por varones, la participación en voz alta o no de las hermanas, depende de la decisión de los coordinadores de cada grupo, quienes deben tener en cuenta a los integrantes y visitas presentes. Ante cualquier duda, es mejor dividir la reunión en un subgrupo de varones y otro de damas para orar, o, pedir que uno o más de los varones dirijan las oraciones. También es aconsejable seguir esta pauta si llegara a faltar el coordinador del grupo a la reunión.

 

Gastos

El integrante del grupo que trae a una visita es responsable de estudiar la Biblia con esa persona en otro horario para explicarle el mensaje de salvación o encontrar a otro hermano que lo pueda hacer. El cuarto módulo de entrenamiento, “Mi compromiso con la evangelización” imparte ideas para compartir las buenas noticias con las visitas. Es conveniente que el seguimiento con las visitas lo hagan hermanos del mismo sexo.

Concentrémonos en los presentes para el encuentro grupal

El liderazgo ha decidido que para seguir la meta de la unidad bajo las enseñanzas bíblicas (1 Timoteo 2.8-15), serán los varones quienes coordinan grupos hogareños mixtos, es decir, los que están compuestos de hombres y mujeres. Un matrimonio puede coordinar un grupo (como el ejemplo de Aquila y Priscila en Hechos 18.26) con el varón tomando la iniciativa en la enseñanza, las oraciones y el canto. Por otra parte, se anima a las hermanas a prepararse para coordinar grupos de damas y, junto con todos los hermanos de ambos sexos, a entrenarse bien en la dinámica de los pequeños grupos, puesto que sin miembros entrenados en una capacidad de apoyo para los grupos, éstos no podrán funcionar.

Los miembros del grupo se hacen cargo de los gastos involucrados en la reunión
(como por ejemplo, comida).

 

El canto

El canto en los grupos hogareños es a capella sin el acompañamiento de instrumentos musicales.

El integrante del grupo que trae a una visita es responsable de estudiar la Biblia con esa persona en otro horario para explicarle el mensaje de salvación o encontrar a otro hermano que lo pueda hacer. El cuarto módulo de entrenamiento, “Mi compromiso con la evangelización” imparte ideas para compartir las buenas noticias con las visitas. Es conveniente que el seguimiento con las visitas lo hagan hermanos del mismo sexo.

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